Dios cumple su Palabra. Solamente necesitas pedir.
Nuestra hija, Jenna, nació en Brasil. Poco tiempo después que la trajimos a casa nos llegó un cobro inesperado. No importa lo mucho que rogué y expliqué, la compañía de seguros nos dijo: “No vamos a pagar.” Mientras tanto el hospital dijo: “¡Tienen que pagar!” El cobro de la factura era de $2,500. Las buenas noticias son que pudimos pagar la factura. Las malas noticias fueron que quedamos en quiebra después de eso.
Filipenses 4:6 se convirtió en una promesa clave para nosotros. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” Yo era novato cuando se trataba de vivir libre de ansiedad, pero abordé cada pensamiento ansioso, y hubo varios, con oración. “Señor, con tu ayuda no voy a estar ansioso. Pero estoy en un país extranjero con una bebé nueva y una cuenta de banco vacía. ¡Indirecta, indirecta!” ¡Dios entendió la indirecta!
Dios cumple su Palabra. Yo solamente necesito pedir. Antes del amén, ¡viene el poder de una oración sencilla!
Devocional original de Max Lucado